jueves, 21 de enero de 2010

THE PERPETUAL TOP TRIANGULAR GABLES OF GHOTIC, de C. C. Thumb

La editora de Charles C. Thumb acaba de lanzar otra obra del conspicuo escritor y ensayista estadounidense (la predecesora es un tanto prosaica: Euphorbĭum, Winsconsin, 2007). Híbrido a clasificaciones mundanas, este libro podría encastillarse —«encastillarse», en tanto desaira de agentes transitivos como uno— entre los centones, misceláneos y, por qué no, antológicos, habida cuenta la diversidad de materias que con diserta competencia desgrana. En los más que hartos y provechosísimos doce o trece capítulos, Thumb intercala relatos que tempranamente nos alivian de las feraces revelaciones científicas que la obra depara al promediar el final, apaciguándonos así el angustioso pasmo en que nos veremos sumidos al voltear el índice onomástico. Escojo unos que traslado a nuestra lengua: en Mis pasos por la Universidad de Yale (III) narra las vicisitudes que sorteó durante su paso por la Alta Casa de Estudios; en Mis pasos por la Universidad de Oxford (IV) cuenta cómo logró una beca con la que pudo sortear las vicisitudes que sobrellevó en una universidad de la que prefiere callar (asumo se trata de Cambridge o Harvard); en Mis pasos por la Universidad Complutense de Madrid (V) relata quiénes fueron galardonados por las vicisitudes que sorteó cuando su magisterio como miembro de número en la cátedra de Semiología; Mis pasos por la Universidad de Black River es un capítulo que lo refiere ya como tutor de tesis de alumnos que aspiraban a graduarse en esgrima o parasitología a distancia (VI).
En tres capítulos ¿biológicos? aborda sin discreción Las causas genéticas que propician la comezón en la pelambre del cobayo ruano (VII); Esbozos para una antropología social de las mujeres velludas en América latina: memorias de seis años, desde Méjico al Brasil (IX); Propiedades organolépticas de los Áloe Vera, los Aloe Vera, la soja y la soya (VIII, VIIIbis, VIIIter y VIIIquater), de los que el escudriñador lector descubrirá diagnosis, etiología y medicación que no desdeñará en suministrarse si es que padeciere de supuestos análogos a los vertidos en la ordenada casuística.
En lo personal me han cautivado los filológicos Flexiones vestibulares de los acrónimos nātowēssiwak (X) y De la posible abolición del uso de las eses en los accidentes de género y número en la actual gramática castiza plumeados ambos, nos confiesa casi al pasar, al amparo de las lecciones de Aulo Gelio y de don Andrés Bello (XI).
Agotan la obra los dos eruditos ensayos que suplementan las omisiones veniales de los ulteriores: Elogio y responso al opúsculo de mi homónimo C. Gorretzno: «¿Hay que liquidar a García Márquez?» (I), y Opinatio publica, facsímile de la opinión publicada en The Buenos Aires Herald el 29 de febrero de 2008, págs. 32-36 (II). The bronze man: un hombre de bronce se ufana de tener contacto con hombres cúpricos que, a su vez, poseen ligazones con traficantes de esporas estériles de influenza. Parágrafo especial merece el artículo que intitula la obra en reseña y que toscamente traduzco: El perpetuo remate triangular de los hastiales góticos. Thumb desliza allí una tipología urbana de los atuendos que usufructúan los discutidores que avanzan en un solo sentido —a los que parangona con la «sangre»— y dejan tras de sí afirmaciones estrechas de argumentos.
La exornada prosa del autor nos impide apropiarnos de su intensa y genial capacidad de compendiar empero, a más del deleite estético y a las veces ético y metaético, convida sobre todo a razonar en torno a los intrincados asuntos que atribulan la existencia humana de hogaño. Reproduzco aquí una línea que pone en boca de uno de los cronistas que divagan en la página 1955: «Por la sedición de una rama puede uno adverar el peso del ave». La obra aguarda ser traducida al castellano pese a los escasos originales que navegan en la región por comercio intérlope (me confirman que Alfaguara y Seix Barral se disputan derechos de traducción en la Corte de Massachussets).

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